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La Economía Circular y las Proteínas Alternativas en Latinoamérica

Escrito por: Katheryn Muñoz

En las últimas décadas, Latinoamérica ha sido testigo de importantes avances en sostenibilidad y modelos económicos que priorizan la optimización de recursos y la reducción de residuos. La economía circular ha emergido como un enfoque clave en la lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental. En este contexto, las proteínas alternativas, como los insectos, las algas y las carnes cultivadas en laboratorio, representan una oportunidad única para integrar la innovación alimentaria dentro de los principios de la economía circular. Este enfoque no solo responde a la creciente demanda de fuentes de proteínas más sostenibles, sino que también busca mitigar los impactos negativos de la producción de alimentos convencionales.

Fig 1. La economía circular busca mitigar los impactos negativos

¿Qué es la economía circular?

La economía circular es un modelo económico que busca minimizar el desperdicio de recursos y maximizar su reutilización. Se aleja del modelo tradicional lineal de “extraer, producir, desechar” y en su lugar fomenta un ciclo regenerativo en el que los productos y materiales se mantienen en uso durante el mayor tiempo posible (MacArthur, 2019). Este modelo promueve la eficiencia en el uso de los recursos y tiene como objetivo minimizar el impacto ambiental de la producción industrial, incluyendo la agricultura y la ganadería.

En el contexto de la industria alimentaria, la economía circular busca optimizar el uso de materias primas, reducir el desperdicio de alimentos y reutilizar los subproductos de la producción. Aquí es donde las proteínas alternativas juegan un papel crucial, ya que ofrecen soluciones innovadoras para reducir los impactos ambientales del sistema alimentario, especialmente en una región como Latinoamérica, que enfrenta desafíos significativos relacionados con la sostenibilidad alimentaria.

Fig 2. suplemento de proteína de grillo 100% molida para smoothies

Las proteínas alternativas, que incluyen insectos comestibles, algas, hongos y carne cultivada, están alineadas con los principios de la economía circular debido a su bajo impacto ambiental, eficiencia en el uso de recursos y potencial para reducir el desperdicio. Estos alimentos ofrecen una alternativa sostenible a las proteínas convencionales, que suelen requerir grandes cantidades de tierra, agua y energía para su producción. 

Beneficios de la economía circular en la producción de proteínas alternativas

Uno de los principios fundamentales de la economía circular es la reducción del desperdicio, y las proteínas alternativas están diseñadas para minimizar las pérdidas en cada etapa del ciclo de vida del producto. Los insectos, por ejemplo, se alimentan de desechos orgánicos que, de otro modo, contribuirían al desperdicio alimentario. Las algas, por su parte, pueden aprovechar nutrientes presentes en aguas residuales, transformando un residuo en un recurso valioso.

Este enfoque también puede aplicarse a las cadenas de suministro de alimentos en Latinoamérica, donde la pérdida y el desperdicio de alimentos sigue siendo un problema significativo. Las proteínas alternativas tienen el potencial de cerrar el ciclo de recursos y reducir significativamente el desperdicio en comparación con las proteínas tradicionales (FAO, 2020).

Otro beneficio clave es la optimización de recursos naturales como la tierra, el agua y la energía. Las proteínas alternativas suelen ser mucho más eficientes en términos de uso de recursos que las proteínas convencionales. Por ejemplo, la producción de insectos requiere menos agua y tierra que la producción de carne de res, y las algas pueden crecer en condiciones que serían inviables para otros cultivos.

Latinoamérica, con sus vastos recursos naturales y ecosistemas diversos, tiene una gran oportunidad para liderar la transición hacia una producción alimentaria más sostenible. La adopción de proteínas alternativas no solo podría reducir la presión sobre los recursos naturales, sino que también podría ayudar a preservar la biodiversidad y los ecosistemas clave de la región (Godfray et al., 2018).

Fig 3. Las proteínas animales requieren muchos recursos naturales para su producción.

Además de los beneficios ambientales, la integración de las proteínas alternativas en la economía circular también puede generar nuevas oportunidades económicas. La industria emergente de proteínas alternativas tiene el potencial de crear empleos en áreas como la cría de insectos, la producción de algas y la investigación en biotecnología. En países como Brasil, donde la agricultura y la ganadería son sectores clave, la transición hacia proteínas más sostenibles podría generar nuevas fuentes de ingresos y empleo, especialmente en áreas rurales (Arora et al., 2021).

Es así como las proteínas alternativas también pueden contribuir a mejorar la seguridad alimentaria en la región. En muchos países de Latinoamérica, el acceso a fuentes de proteínas asequibles y nutritivas sigue siendo un desafío. Las proteínas alternativas, que pueden producirse de manera más eficiente y a menor costo que las proteínas convencionales, tienen el potencial de mejorar el acceso a alimentos nutritivos y sostenibles para las poblaciones vulnerables (Tziva et al., 2020).

Fig 4. Productos como Crick potencian el acceso a alimentos nutritivos.

Insectos en la economía circular

Los insectos comestibles son una fuente de proteínas altamente eficiente y sostenible que encaja perfectamente en los modelos de economía circular. En primer lugar, los insectos pueden alimentarse de desechos orgánicos, transformando subproductos agrícolas y restos de alimentos en proteínas comestibles de alta calidad (Van Huis, 2020). Este proceso no solo reduce el desperdicio de alimentos, sino que también optimiza el uso de recursos, aprovechando materiales que de otro modo se desecharon.

En Latinoamérica, países como México y Colombia han comenzado a explorar la cría de insectos comestibles como una estrategia para reducir la huella ecológica de la producción de proteínas y, al mismo tiempo, abordar problemas de seguridad alimentaria. La industria de los insectos ofrece una forma de convertir residuos en recursos, contribuyendo a la regeneración de los sistemas alimentarios regionales y generando nuevas oportunidades económicas.

Fig 6. Consumir insectos incentiva la economía circular.

Desafíos del consumo de insectos 

A pesar de los beneficios, existen varios desafíos que dificultan la adopción de las proteínas alternativas en el marco de la economía circular en Latinoamérica. Uno de los principales obstáculos es la falta de infraestructura y tecnología para producir estas proteínas a gran escala. Aunque países como México, Brasil y Chile han avanzado en la investigación y desarrollo de proteínas alternativas, todavía se necesitan inversiones significativas para escalar la producción y hacer que estos productos sean accesibles a nivel masivo.

Además, las barreras culturales también juegan un papel importante en la aceptación de las proteínas alternativas. En muchas partes de la región, las proteínas tradicionales, como la carne de res, siguen siendo una parte central de la dieta y la cultura alimentaria. Superar estas barreras requerirá no solo innovación tecnológica, sino también esfuerzos de educación y sensibilización para cambiar las percepciones de los consumidores sobre las proteínas alternativas (Hartmann & Siegrist, 2017).

En conclusión, la economía circular y las proteínas alternativas ofrecen una visión esperanzadora para el futuro alimentario de Latinoamérica. Al adoptar estos enfoques, la región tiene la oportunidad de liderar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible, resiliente y equitativo. Si bien todavía existen desafíos significativos, la integración de las proteínas alternativas en la economía circular puede generar beneficios ambientales, económicos y sociales a largo plazo, contribuyendo a un futuro más próspero para la región.

Referencias: 

MacArthur, E. (2019). What is a circular economy? Ellen MacArthur Foundation. https://ellenmacarthurfoundation.org/topics/circular-economy-introduction/overview

Van Huis, A. (2020). Insects as food and feed, a new emerging agricultural sector: A review. Journal of Insects as Food and Feed, 6(1), 27-44. https://doi.org/10.3920/JIFF2019.0012

Bleakley, S., & Hayes, M. (2017). Algae as a source of biologically active ingredients for the formulation of functional foods and nutraceuticals. Food and Function, 8(5), 1733-1745. https://doi.org/10.1039/c6fo01900f

Post, M. J. (2014). An alternative animal protein source: Cultured beef. Annals of the New York Academy of Sciences, 1328(1), 29-41. https://doi.org/10.1111/nyas.12569

FAO. (2020). The state of food security and nutrition in the world 2020. FAO, IFAD, UNICEF, WFP, and WHO. https://doi.org/10.4060/ca9692en

Godfray, H. C. J., Aveyard, P., Garnett, T., Hall, J. W., Key, T. J., Lorimer, J., Pierrehumbert, R. T., Scarborough, P., Springmann, M., & Jebb, S. A. (2018). Meat consumption, health, and the environment. Science, 361(6399), eaam5324. https://doi.org/10.1126/science.aam5324

Hartmann, C., & Siegrist, M. (2017). Consumer perception and behavior regarding sustainable protein consumption: A systematic review. Trends in Food Science & Technology, 61, 11-25. https://doi.org/10.1016/j.tifs.2016.12.006

Tziva, M., Negro, S. O., Kalfagianni, A., & Hekkert, M. P. (2020). Understanding the protein transition: The rise of plant-based meat substitutes. Environmental Innovation and Societal Transitions, 35, 217-231. https://doi.org/10.1016/j.eist.2019.09.004

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